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La Montaña

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CEDH, RETOS Y COMPROMISOS.
Oscar Loza Ochoa

Construir alternativas válidas
es seguir pensando que otro mundo es posible,
y que, para ello, hay que luchar denodadamente.
Marcelo Colussi

El Congreso del Estado me ha designado presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Y con dicho acto se abren las puertas para una nueva etapa de la institución que encarna la Defensoría del Pueblo. La encomienda de la Cámara de Diputados tiene una gran importancia por la coyuntura que vive el estado de Sinaloa y por los requerimientos de una sociedad que sustenta su esperanza de mejores tiempos en que una instancia como la CEDH pueda jugar un papel de primer orden en el acercamiento de las instituciones con el pueblo. Promover ese acercamiento implica convocar a mesas de diálogo, a foros y a la movilización de la opinión ciudadana sobre la Ola violenta que hizo presencia en nuestra hermosa y sufrida tierra el pasado 9 de septiembre y que al parecer se quedará un buen rato con nosotros. Por lo que hacemos votos porque no se convierta en un indeseado huésped endémico, como lo han hecho las epidemias más conocidas.

Los cinco meses que llevamos con el Jesús en la boca, nos advierten que el problema es más complicado y profundo de lo que pensamos. Y que demanda imaginación, entrega y coraje para enfrentar el fenómeno violento. Lo han dicho especialistas y gente de a pie, no dejan de repetirlo propios y extraños, que la solución no nos está esperando a la vuelta de la primera esquina y que reclama un dinámico concurso de la autoridad y de la sociedad. Siendo muy claros que dicha participación no corra por dos diferentes carriles. Recurriendo al pensamiento de todos los tiempos, toca las puertas de nuestra reflexión el pensamiento de Platón que afirmó que todos los problemas tienen más de dos soluciones. La propuesta nos invita a la búsqueda de todas las salidas posibles, conscientes de que la situación que vivimos tiene muy acotadas sus fronteras.

Pero en lo que no hay duda alguna es en la necesidad de abrir los espacios para escucharnos, desde la autoridad y desde la sociedad; pues darnos la oportunidad de opinar libremente y de proponer soluciones, lejos de imponer barreras o poner abrojos en el camino, abona la confianza en las instituciones que de alguna manera ha perdido lustre. Abrir compuertas en este terreno es acercarse a sectores de la sociedad agraviados por las circunstancias descritas y enviar las señales de que con esfuerzo conjunto la esperanza tomará cuerpo en una vida pública donde regrese la anhelada paz y tranquilidad.

¿Por dónde empezar? En las circunstancias en que nos encontramos cualquier paso que se encamine hacia una posible salida es un claro y plausible avance. El papel que en ello puede jugar la Defensoría del Pueblo o CEDH es promover el debate público sobre el tema de la crisis de seguridad que vivimos. Ello debe darse a través de foros, de reuniones públicas, de estimular la opinión de nuestras mujeres y hombres intelectuales, de alimentar la participación de toda la sociedad en el ejercicio del análisis y de las imprescindibles propuestas que tomen el rumbo de punto final de esta crisis humanitaria.

La CEDH debe contribuir al acercamiento de autoridades y sociedad, partiendo de que una solución de fondo sólo será posible con el esfuerzo conjunto de ambas.
¿Qué tanto puede aportar la CEDH en la gran tarea de mover opinión social y acercar los esfuerzos de las autoridades y de la sociedad? Difícil es determinar en estos momentos el tamaño de la contribución, pero de lo que no tenemos duda es que realizar esta tarea puede abrir puertas y camino no explorados hasta ahora que se conviertan en arco y flecha, como dijera el poeta Locho Guerra Aguiluz, en momentos en que la brújula de las reflexiones individuales no encuentra el norte ni el rumbo.

El Defensor del Pueblo se plantea como tarea en las próximas semanas visitar instancias de gobierno, universidades (públicas y privadas), sindicatos y organismos sociales como los colectivos de familiares con desaparecidos, con el fin de compartir las inquietudes que nacen de la crisis de seguridad y para establecer como una posible agenda que paute un rumbo y tareas comunes a cumplir, buscando el mismo objetivo: la paz y la tranquilidad que demanda toda la sociedad.

Con la designación del Congreso del Estado que me honra con la presidencia de la CEDH, nace el ineludible compromiso de lealtad al pueblo de Sinaloa y de México. Y a la par, el deber de cumplir todo un plan de trabajo encaminado a la atención de quejas y peticiones de todas las ciudadanas y ciudadanos que consideren son víctimas de una violación a sus derechos humanos, incluyendo las acciones que de oficio la Defensoría del Pueblo debe tomar por iniciativa propia, pues hay asuntos cuya gravedad no puede esperar a que los agraviados decidan ocurrir o no a la protección de nuestra institución. El compromiso de cumplir la función de Defensor del Pueblo va más allá de ello. Y tal como se ha planteado líneas arriba, recorreré las instancias, instituciones, comunidades, recovecos y las veredas a las que haya que acudir, promoviendo el diálogo y la disposición de escucharnos y de encontrar puntos comunes que nos lleven a encontrar la paz y tranquilidad que ha hecho de Sinaloa una entidad donde el empuje productivo y su rica aportación pluricultural son su distintivo en el firmamento mexicano. Vale.

www.oscarloza.com
[email protected]
X @Oscar_Loza

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Sobre la autora

Araceli Domínguez

Productora Ejecutiva de Voces Ecológicas de la Frontera.
Periodista profesional con estudios de educación ambiental en CETYS Universidad y Fundación PROBEA
Diplomada en Derechos Humanos
Imparte cursos de educación ambiental, cultura del agua, la carta de la tierra, reciclaje, derechos humanos, libertad de expresión y análisis de riesgo.